.

.

sábado, 31 de mayo de 2014

Time to go y no me iba. No podía. Time to go y mi corazón contraargumentaba mi partida.
Time to go y tú go, pero con otra.

Time to go.
Admitámoslo, hay formas de desnudar que desnudan el alma.
Anoche hubo sesión de cine en mi cuarto. Toda nuestra biografía. La primera mirada que difería de las anteriores. El primer beso y la risa que nos produjo. El primer roce de tus dedos contra mi mano. Un soplo de beso en mi pelo. Los arrumacos adolescentes que le producían envidia a los adultos y que hoy me la producen a mí.

Tendrías que haberme visto. Cuaanto sonreí al vernos. En la pantalla: la yo de antes, la que sonreía siempre, y tú mirándome como solías hacer antes.

No estaba sola en la sala ¿sabes? Estaban cada uno de los años. Todos lloraban. Uno de emoción, otro de tristeza, otro de rabia y otro de impotencia.

A falta de palomitas me bebí mis lágrimas, y cuando desperté, la sesión había acabado.
Esta noche brindo por el pasado que no viví. Por el nosotros que no fuimos. Por las lágrimas que murieron entre mis labios. Brindo por las alegrías abandonadas en un carretera. Las que corrieron tras de mí... Las que adelanté... Brindo... porque no me queda otra cosa que hacer que brindar.

viernes, 30 de mayo de 2014

Ya había que tener valor de abrir un recoveco de versos entre tantas horas de hastío; y sin embargo aquí estamos, escondidos entre nosotros mismos, regalándonos nuestras lágrimas en tinta mientras otros han perdido la noción del tiempo. Nosotros que perdemos la razón del sentimiento en pos de los de aquellos que leen. Y que lean... que sigan llorando sus versos.
Dicen que nada es inevitable salvo la muerte; pero la muerte está en todas partes.
Todo muere: los sentimientos, las ganas de seguir, las costumbres, las relaciones...

El tiempo muere, y tú con él. Y a veces vemos morir algo cuando apenas acabábamos de reparar en que había nacido. Vivir inténsamente cada instante y todo lo que lo acompaña, antes de que todo muera. O antes de que mueras tú.
Los lugares me influyen. Del todo. Me hacen ser feliz o me hunden. Absorben mis sonrisas y me tiran al suelo de una bofetada.

Me da miedo presentarle los sitios que me han hecho feliz a otros, me da miedo infectarlos con sus presencias... A saber qué serán más tarde esas personas... Si una compañía o un recuerdo.