Anoche hubo sesión de cine en mi cuarto. Toda nuestra
biografía. La primera mirada que difería de las anteriores. El primer beso y la
risa que nos produjo. El primer roce de tus dedos contra mi mano. Un soplo de
beso en mi pelo. Los arrumacos adolescentes que le producían envidia a los
adultos y que hoy me la producen a mí.
Tendrías que haberme visto. Cuaanto sonreí al vernos. En la
pantalla: la yo de antes, la que sonreía siempre, y tú mirándome como solías
hacer antes.
No estaba sola en la sala ¿sabes? Estaban cada uno de los
años. Todos lloraban. Uno de emoción, otro de tristeza, otro de rabia y otro de
impotencia.
A falta de palomitas me bebí mis lágrimas, y cuando
desperté, la sesión había acabado.