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sábado, 31 de mayo de 2014

Anoche hubo sesión de cine en mi cuarto. Toda nuestra biografía. La primera mirada que difería de las anteriores. El primer beso y la risa que nos produjo. El primer roce de tus dedos contra mi mano. Un soplo de beso en mi pelo. Los arrumacos adolescentes que le producían envidia a los adultos y que hoy me la producen a mí.

Tendrías que haberme visto. Cuaanto sonreí al vernos. En la pantalla: la yo de antes, la que sonreía siempre, y tú mirándome como solías hacer antes.

No estaba sola en la sala ¿sabes? Estaban cada uno de los años. Todos lloraban. Uno de emoción, otro de tristeza, otro de rabia y otro de impotencia.

A falta de palomitas me bebí mis lágrimas, y cuando desperté, la sesión había acabado.

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