Ya
había que tener valor de abrir un recoveco de versos entre tantas
horas de hastío; y sin embargo aquí estamos, escondidos entre
nosotros mismos, regalándonos nuestras lágrimas en tinta mientras
otros han perdido la noción del tiempo. Nosotros que perdemos la
razón del sentimiento en pos de los de aquellos que leen. Y que lean...
que sigan llorando sus versos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario